14 de February de 2023
En la agricultura se utilizan diferentes herramientas para proteger la salud de las plantas, como la rotación de cultivos, la utilización de variedades resistentes a plagas o enfermedades, y también los productos fitosanitarios.

 

¿Plaguicidas o fitosanitarios?

Si bien los términos plaguicida y productos fitosanitarios suelen usarse de manera indistinta, no son exactamente iguales. La forma más común de uso de un plaguicida es como producto fitosanitario pero su concepto abarca también otros posibles usos no relacionados con la protección de los cultivos vegetales. De esta manera, los productos fitosanitarios son compuestos que tienen alguna de los siguientes funciones sobre los vegetales:

  • protegerlos de organismos nocivos (antes o después de la cosecha),
  • influir en sus procesos vitales,
  • mejorar su conservación y
  • destruir o prevenir el crecimiento no deseado de vegetales o partes de los mismos.

Las sustancias activas que contienen estos productos pueden ser compuestos sintetizados químicamente, extractos de plantas o microorganismos. Son esenciales para la producción de alimentos. Incluso en la agricultura ecológica se permite una gama limitada de ellos.
Las sustancias activas son los ingredientes de un producto fitosanitario responsables de su función, y los residuos son las sustancias que pueden quedar en los alimentos tras el empleo del producto fitosanitario sobre los cultivos, y por lo tanto, incorporarse a la cadena alimentaria.

Control en la UE

La aprobación del uso de las sustancias activas se lleva a cabo a nivel de la Unión Europea, de ahí que todos los países de la UE puedan emplear las mismas materias activas. En cambio, la autorización de los productos fitosanitarios y sus condiciones de uso, se realiza a nivel nacional.

La Unión Europea cuenta con una amplia y estricta regulación del uso de plaguicidas. No pueden autorizarse sustancias activas a menos que se haya probado científicamente que:

  • no producen efectos perjudiciales en los consumidores, los agricultores ni terceros,
  • no provocan efectos inaceptables en el medio ambiente, y
  • son suficientemente eficaces

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En los últimos 25 años se ha realizado una revisión exhaustiva de todas las sustancias utilizadas en Europa, reduciéndose el número de sustancias activas aprobadas en más del 50%. De más de 1.300 sustancias activas estudiadas, a día de hoy hay menos de 500 autorizadas y, entre ellas, alrededor del 25% son microorganismos, feromonas de insectos y extractos de plantas.

Límites Máximos de  residuos en alimentos. 

La herramienta empleada para garantizar la seguridad de los consumidores es el establecimiento con carácter obligatorio de un Límite Máximo de Residuos (LMR), todos ellos de obligado cumplimiento por todos los Estados miembros. Un alimento que cumple el LMR europeo es un alimento seguro para el consumidor. No quiere decir que ese alimento no contine residuos de productos fitosanitarios, sino que, en caso de ser así, estan en unos límites lo suficientemente bajos que no suponen un riesgo para la salud.

Cada año todos los países de la UE llevan a cabo un Programa de Vigilancia y Control de Residuos de Plaguicidas en los Alimentos, establecido reglamentariamente y de obligado cumplimiento.
En España, las Comunidades Autónomas se encargan de planificar el control oficial de residuos de plaguicidas en los alimentos. 

En 2020, se analizaron en España un total de 1543 muestras en busca de residuos de plaguicidas. El 1,75 % de las muestras analizadas mostraron niveles de residuos de plaguicidas superiores al Límite Máximo de Residuos de la Comisión Europea. Ninguna de las muestras de alimentos para bebés resultó no conforme.

Fuente: AESAN

Consejos saludables

  • Consumir productos frescos de proximidad.
  • Minimizar el uso de envases alimentarios (plásticos, latas de conserva...).
  • En el caso de la fruta, recordar que basta con pelarla para eliminar prácticamente todos los residuos y que lavarlas puede disminuir entre un 30% y un 70% el contaminante.