10 de abril de 2024
Nuestros hogares son una gran fuente de contaminación, en ocasiones, con cifras muy superiores a la contaminación del aire del exterior. 

Desde 2012, la Organización Mundial de la Salud (OMS) califica a los disruptores endocrinos como una amenaza global para la salud pública.  Los define como ”sustancias exógenas o mezcla que altera la función del sistema endocrino y, por tanto, causa efectos adversos sobre la salud en un organismo intacto, o en su progenie, o en la población” y determina que para ser considerados como tales, deben cumplir tres características: una función hormonal, un efecto adverso y una relación de causalidad entre ambos.

Estos compuestos químicos se encuentran en todas partes, de manera que estamos expuestos a ellos constantemente. En nuestros hogares cuando utilizamos recipientes de plástico, instrumentos de cocina e incluso cuando comemos;  en el aseo cuando nos  ocupamos de nuestro cuidado e higiene personal y nos aplicamos algún cosmético, perfume, antitranspirante, champú; en el trabajo cuando bebemos agua embotellada, etc. Todos estos  productos, pueden contener estas sustancias responsables de la alteración del sistema endocrino y las hormonas, tanto de seres humanos como de animales.

Convivimos con un grave problema y debemos tomar consciencia de ello.

Estas sustancias tóxicas, alrededor de unas 800, son objeto cada vez más, de estudios científicos para testar su posible relación con la aparición de ciertas patologías como obesidad, diabetes, problemas tiroideos, enfermedades cardiovasculares, problemas de memoria y aprendizaje, asma infantil, pérdida de fertilidad, entre otras. 

Recomendaciones:

Desde la Red de Centros de Formación para el Consumo os animamos a poner en práctica los siguientes consejos que nos ayudarán a disfrutar de un hogar más saludable, sin carga tóxica.

  • Priorizar el empleo de envases de vidrio frente a los de plástico para almacenar alimentos y bebidas.
  • Si se utilizan recipientes de plástico, no calentar alimentos en recipientes fabricados con bisfenol A. .
  • Reducir o eliminar la utilización de film fabricado con PVC.
  • Lavar frutas y verduras adecuadamente antes de su consumo.
  • Limitar el consumo de pescado azul de gran tamaño como atún, pez espada, emperador….
  • Reducir el consumo de alimentos enlatados y comidas procesadas, debido a que muchas latas llevan capa plástica inferior con bisfenol A.
  • Procurar evitar antiadherentes (Teflón) en los utensilios de cocina, como sartenes. En caso de usarlas, que estén en buen estado.
  • Priorizar el uso de productos de limpieza naturales o hacerlos nosotros mismos. En caso de utilizar productos químicos (insecticidas, detergentes, desinfectantes, disolventes…) siempre siguiendo escrupulosamente las instrucciones de uso y ventilando la casa a diario para favorecer la eliminación de las sustancias tóxicas.
  • Lavar las manos con frecuencia.
  • No abusar de las toallitas higiénicas.
  • Utilizar productos de cuidado e higiene personal libres de parabenos, ftalatos y fenoxietanol.
  • Asegurarnos que los juguetes de los bebés no contengan BPA, como chupones, mordedores y cualquier cosa que se puedan meter en la boca.
  • A la hora de comprar muebles, colchones, alfombras, … informarnos  del tipo de retardante de fuego que contienen.  Si llevan PBDEs, antimonio, formaldehido, ácido bórico y otros productos bromados, mejor no adquirirlos.
  • Evitar las sustancias químicas perfluoradas (PFCs) presentes en ropa, muebles y alfombras resistentes a las manchas y al agua.
La información y formación son las mejores herramientas para la prevención y la promoción de la salud.

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