28 de octubre de 2022
Alimentos de cercanía, de un entorno más próximo y seguramente más sostenibles. Los conocidos como alimentos de km 0.

 

El denominado “slow food” (en español traducido como “comida lenta”) es un movimiento que cada vez suena más y que intenta apostar por una cocina y alimentación más cercana en contraposición al estilo de vida tan frenético que se lleva actualmente. Tiene en cuenta el origen de los alimentos, así como también cómo ha sido su proceso de producción, distribución… y todo aquello que tenga que ver con el proceso posterior hasta que llega a la persona consumidora. Y la importancia de promover movimientos como éste radica en que en la actualidad el consumo de productos ya previamente elaborados, donde en la mayoría de los casos únicamente tenemos que calentar y servir, ha aumentado exponencialmente. 

Un ejemplo significativo es el alto porcentaje de personas que consumen habitualmente pizzas refrigeradas y congeladas. Según datos recientes, “el consumo de pizzas refrigeradas superó las 90.000 toneladas (+8,3%) y, el de pizzas congeladas ascendió a las 43.770 toneladas (+5,4%)” (Datos publicados en 2021 - Asociación Española de Fabricantes de Platos Preparados -ASEFAPRE-) El haber pasado más tiempo en casa durante la pandemia el pasado año ha favorecido sin duda alguna que este tipo de consumo se vea favorecido, pero en general, el ritmo rápido de vida que se suele llevar hoy en día inclina la balanza fácilmente hacia el consumo de este tipo de productos ya preparados, los cuáles generalmente tiene un origen de producción lejano, no entrando en la categoría de “alimentos de km0”.

¿Y por qué es importante promover el comercio de cercanía? Entre las principales características o cualidades que lo potencian destacamos las siguientes:

  • Reducción en la emisión de gases contaminantes a la atmósfera, al verse reducido el transporte y distribución de mercancías. El comercio de Km 0 se apoya en la venta de productos y alimentos del entorno local, lo cual supone que no es necesario que el producto recorra miles de kilómetros hasta llegar a su punto de venta. 
  • Potencia el desarrollo de la comunidad local, es decir genera empleos y favorece que la vida en el barrio sea más dinámica.
  • Favorece la compra responsable y sostenible, en la medida en que permite adquirir más fácilmente productos a granel, de temporada y de alta calidad, sobretodo en cuanto a productos de alimentación se refiere.

Frente a un estilo de vida frenético, potenciar hábitos y rutinas que favorezcan la vida de los barrios, el desarrollo de la comunidad local y la promoción de hábitos responsables y sostenibles en consumo, resulta una verdadera necesidad actualmente, ya que sin duda tendrá efectos positivos y saludables no sólo en la población sino en la salud del planeta.
 

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