24 de noviembre de 2023
El cambio climático afecta de miles de maneras distintas a nuestro planeta y en consecuencia al modo de vida que conocemos hasta ahora. Adaptarnos a los numerosos cambios resulta imprescindible.

 

 

Cuando se habla del cambio climático se hace referencia al calentamiento global y los efectos que dicho calentamiento tienen en la Tierra, como por ejemplo mayores periodos de sequía, deshielo, cambios en los ecosistemas, etc. Esto sin duda repercute en el modo de supervivencia de los seres vivos que cohabitamos el planeta: mayor migración de animales en busca de espacios más agradables, falta de recursos naturales como el agua en determinados entornos lo que supone la búsqueda de nuevas alternativas, adaptación de políticas que promuevan la reducción en el uso y consumo de materiales y materias primas contaminantes como el petróleo, etc. 

Quizás el agua, o la falta de ella, sea una de las mayores problemáticas que actualmente se tienen. Los periodos de sequía cada vez son más amplios, lo que pone en riesgo los cultivos, la alimentación de los animales de ganadería, la posible aparición de plagas…

¿Qué otros riesgos o cómo afecta este cambio climático en el agua? 

  • Uno de los principales riesgos a corto y medio plazo es la alteración del equilibrio químico que se da en la Tierra gracias al agua. 
  • Otra problemática asociada es la subida del nivel del agua a consecuencia del deshielo de los polos. El hielo que cambia de estado y se derrite por el calentamiento de la Tierra hace que los mares, océanos y ríos tengan mayor volumen de agua, provocando el riesgo de que multitud de costas acaben sumergidas en agua con el paso de los años. El nivel del agua no para de subir, antes lo hacía a una velocidad menor, pero poco a poco dicha velocidad se ha ido incrementando. Tal y como se apunta desde la NASA “Desde 1880, el nivel del mar global ha aumentado 20 centímetros (8 pulgadas); para el 2100, se proyecta que aumente entre 30 y 122 centímetros más (ente 1 y 4 pies).” 
  • En tercer lugar se habla también de la posibilidad de que aumente la salinidad de las aguas subterráneas, además de poder verse afectada por la presencia de pesticidas y restos tóxicos.  Esto puede darse por diferentes motivos como por ejemplo la presencia de más tormentas y el aumento del nivel del agua lo que puede causar que el agua arrastre dichos residuos tóxicos contaminando las superficies por donde circula.

 

En definitiva, cuidar del planeta significa también cuidar de nuestra salud y futuro. Disminuir los niveles de contaminación, ralentizar los efectos del cambio climático, ajustar nuestros hábitos de consumo a necesidades reales, apostar por la sostenibilidad y cultivos más ecológicos… son algunas de las estrategias que podemos y debemos potenciar. 

 

 

 

 

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