sugar
10 de diciembre de 2021
El alto consumo de azúcares añadidos se está convirtiendo en una nueva pandemia global

Cuando se habla de azúcar es importante comenzar haciendo una distinción entre azúcares naturales y azúcares añadidos. Los primeros son aquellos que están presentes de manera natural en algunos alimentos como puede ser en la fruta (fructosa) o en la leche (lactosa). Sin embargo, los segundos hacen referencia a aquellos que son añadidos bien durante su proceso de producción o en el momento de su consumo. Por lo que su utilización y presencia sí es intencional, ya sea porque se quiera endulzar o camuflar sabores, o bien porque tengan un papel de conservante. Aunque su uso esté justificado, es importante tener conocimiento de la presencia de estos azúcares, para así poder hacer un consumo más responsable.

Desde la OMS (Organización Mundial de la Salud) se recomienda no sobrepasar los 25g de azúcares libres (añadidos) al día. Para ello, la lectura del etiquetado resulta imprescindible. 

Leer la información nutricional de un producto en alimentación nos proporcionará muchísimos datos sobre cómo es, que nos aporta y cómo está constituido, algo que sin duda alguna va a influir en nuestro bienestar. Como dijimos durante las primeras líneas, el alto consumo de azúcares se está convirtiendo en una epidemia que requiere de máxima atención. 

En ocasiones creemos que tener una buena fisionomía es sinónimo de estar saludable, y no tiene porqué. Es importante comprender que todo aquello que comamos nos va a influenciar en nuestro bienestar, se tenga mayor o menor peso. Lo importante es reducir el consumo de calorías vacías, y buscar aquellos alimentos que sí nos proporcionen nutrientes, inclinando nuestra balanza siempre hacia el lado más saludable (vitaminas, grasas insaturadas -importante no abusar de las grasas- , proteínas…)

Otra cuestión a tener en cuenta con relación al azúcar, es que hablar de alimentos o productos “ligth” o también aquellos con “0% azúcares añadidos” no es sinónimo indiscutible tampoco de saludable. Se vuelve a reafirmar la idea de que para discernir si es o no más  “sano” es importante leer el etiquetado. Por ejemplo, para que un alimento pueda ser comercializado como ligth ha tenido que “reducir sus calorías como mínimo en un 30% en comparación con su producto de referencia.”  En ocasiones nos encontramos que este producto ligth ha reducido las grasas, pero sin embargo ha aumentado la cantidad de azúcares en relación al producto de referencia. De ahí que sólo leyendo el etiquetado podremos contar con toda la información para después decidir si consumirlo o no.

Es por lo tanto necesario hacer una reflexión sobre nuestros hábitos en alimentación, y comprender que todas aquellas decisiones que tomamos en relación a ésta van a influir irremediablemente en nuestra salud. Promover un consumo más sostenible, equilibrado y saludable ha de ser tarea de toda la población. 

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