Consumidores emocionales
04 de noviembre de 2022
Las emociones influyen y mucho en nuestros hábitos de consumo.

El miedo, la incertidumbre, la alegría… emociones que forman parte de nuestra vida diaria y que en cierta medida pueden acabar regulando y dictando nuestros hábitos en consumo de manera casi imperceptible. Estamos hablando de la persona consumidora emocional. Ésta es aquella que además de comprar por necesidad también “quiere experimentar un sentimiento agradable y una sensación de satisfacción y plenitud al realizar la compra.” Sus decisiones a la hora de llenar la cesta de la compra vendrán determinadas en gran medida por cómo se siente en ese momento. Según un estudio realizado recientemente “el 52% de las mujeres y el 46% de los hombres realizan compras cuando están felices, mientras que cuando se sienten aburridos, el 28% de las mujeres y el 14% de los hombres salen a comprar para mejorar su humor”.

Algunas de las sensaciones que parecen tener un papel principal en nuestros hábitos de consumo son:

  • Aprobación. Necesidad primordial de validar nuestra decisión. Ante un posible miedo a equivocarse, se suele buscar la “aprobación” o el consejo de otras personas que nos impulse después a realizar dicha compra. Al sentirnos respaldados nos resulta más sencillo comprar. En este caso acudir acompañado por esa persona favorece que se compre y seguramente se compre más de lo verdaderamente necesario.
  • La necesidad de sentirse especial. Aquí las redes sociales y las compras por internet juegan un papel importante, ya que muchos de los productos quizás más “exclusivos” y que nos pueden hacer satisfacer esta sensación se encuentran anunciados por influencers. Creemos que lo que esos personajes famosos anuncian en sus perfiles son productos especiales y excepcionales, y que de poder acceder a su compra podremos sentirnos de alguna manera así, especial y excepcional.
  • Ser el primero/a en tenerlo. En los últimos años se ha visto esta tendencia en relación a la venta de nuevos teléfonos y aparatos electrónicos como ordenadores portátiles. Largas colas para ser la primera persona en adquirirlo, lo cual parece que está asociado a una sensación de plenitud y logro que les hará sentir mucho mejor.
  • Gratificación y diversión por el mero hecho de salir de compras. Esa expresión de “ir de shopping” se ajusta a este momento. La satisfacción alcanzada por simplemente salir a comprar, sin necesidad igual de necesitarlo. Podría aplicarse también a la compra por Internet. Navegar por diferentes páginas para comprar y adquirir distintos productos por el simple motivo de pasar el tiempo. Lo vemos como ocio y no como un acto que cumple una necesidad.
Desprendernos de las emociones resulta imposible, pero ser conscientes de que en ocasiones nuestros hábitos de consumo están dirigidos por éstas también es importante. Ser crítico, consciente y responsable ante un hábito tan común pero a la vez tan relevante como es comprar resulta imprescindible actualmente en un mundo de consumismo casi imparable.

 

                                

 

*Fuente:  https://www.invespcro.com/blog/impulse-buying/

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